FAE cifra en un 5% la participación real de trabajadores en la huelga general

FAE cifra en un 5% la participación real de trabajadores en la huelga general, porcentaje similar a la convocatoria de marzo.

Destaca que las huelgas generales amenazan con convertirse en un fin en sí mismas y no en un vehículo para mejorar la realidad económica y social.

Burgos, 14 de noviembre de 2012.- La Confederación de Asociaciones Empresariales (FAE) ha cifrado el seguimiento real de la huelga general en Burgos en torno a un 5%, tras realizar una encuesta a más de 1.000 empresas de la capital y la provincia, porcentaje similar a la convocatoria del pasado 29 de marzo.

A diferencia del 29-M, que se llegó a pactos de empresa sobre solicitar el día de vacaciones, en esta ocación se ha observado que no se ha llegado a acuerdos previos generalizados.

Por tamaño de empresas la encuesta revela que las pymes están trabajando, más o menos, con normalidad; mientras que ha sido fundamentalmente en las grandes donde se ha notado más la incidencia de la huelga. Si bien es cierto que la mayoría de los centros de trabajo de grandes empresas han permanecido abiertos.

Puede asegurarse que en estos momentos la normalidad es absoluta y no hay que destacar ningún incidente importante, más allá del bloqueo de las entradas de los principales polígonos.

En relación a la provincia, excepctuando los grandes áreas industriales de Aranda de Duero y Miranda de Ebro, cuya participación en la huelga ha sido similar a Burgos, en el resto ha sido prácticamente nula.

Por sectores, la industria y el transporte han sido los más afectados, siendo prácticamente nula la incidencia de la huelga en el sector servicios. En comercio y hostelería el seguimiento ha sido desigual.

La convocatoria de dos huelgas generales en apenas diez meses pone de manifiesto que, salvo perjudicar a las empresas y a su maltrecha situación, son ineficaces frente a las reivindicaciones políticas que se realizan desde las estructuras sindicales. Frente a la difícil situación económica, de la que las empresas son también víctimas, lo que se precisa es colaboración y unidad, y no la celebración de huelgas generales que, aunque legítimas, amenazan con convertirse en un fin en sí mismas y no en un vehículo para mejorar la realidad económica y social.